Una necesidad humana es buscar espacios habitables para desarrollar nuestra vida. Normalmente se construyen edificios que nos sirvan como refugio, y sus métodos de construcción se han desarrollado a lo largo de muchos milenios.
Con la llegada de la electrónica y la informática se ha posibilitado que los edificios tengan una automatización para ciertas tareas que siempre hemos desarrollado los humanos en base a nuestros gustos y necesidades. Por ejemplo:
Podemos encender y apagar las luces con un interruptor, como siempre (desde que hay electricidad, bombillas eléctricas e interruptores, ¡claro!). Con la domótica podemos automatizar el encendido y apagado de las luces si hay suficiente oscuridad y si hay o no personas en la habitación. La ventaja es que no se nos olviden las luces dadas, y que no se enciendan si no hace falta.
Otro. Podemos rezar para que no se vaya la electricidad, o para que no haya fugas de agua, mientras no estemos en casa. Con la domótica podemos hacer que nos llegue un aviso de estas circunstancias en el momento. Y quizás podríamos automáticamente restaurar el suministro eléctrico, y también de forma automática cortar el paso de agua para que no nos inunde la casa.
A esto llaman casas inteligentes, aunque probablemente el término inteligente no sea apropiado para una casa, y sí para los que viven en ella.
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Con la colaboración del Ayuntamiento de El Espinar.
